sábado, 2 de julio de 2011

Cuento " mundo de las Hadas"


                                         Mundo de las hadas
  Erase una vez una viuda que tenía 2 hijas. La mayor  se parecía a la madre en todo, tanto físicamente  como en la forma de ser, quien veía a la madre veía a la hija. Las 2 eran  muy antipáticas  y soberbias, a tal punto que nadie quería  estar cerca de ellas, ni vivir junto a ellas.

La más  joven por el contrario, tenía  una dulzura  increíble, y por la bondad del corazón era el retrato de su padre y era de una belleza incomparable que era difícil encontrar otra joven tan bella como. Naturalmente, como todos aman a sus semejantes, la madre tenía predilección por la mayor y sentía por la menor una aversión y repugnancia espantosa. Le hacía comer en la cocina, y todos los quehaceres de la casa le tocaban a ella. Aparte de todo, esta pobre niña debía dar 2 viajes a una fuente distante, de más de 2 kilómetros a buscar agua y traer un gran cántaro  lleno.

Un día mientras estaba en la fuente llenando su cántaro, se le acerca una pobre vieja, quién le rogó que le diera agua de beber. "Pero claro, abuelita, con mucho gusto." -respondió la niña-, "espere que le llene la jarra". Inmediatamente la limpio, la lleno con agua fresca y se la presentó, sosteniéndola en sus propias manos para que bebiera cómodamente y hasta saciarse. Cuando hubo bebido, la viejita le dijo: "Eres tan buena, y tan bella que por esto no puedo hacer menos que darte un regalo". Aquella era un hada que había tomado la forma de una vieja campesina para ver hasta donde llegaba la bondad de la jovencita. Y continuó."Te doy por regalo que por cada palabra que sale de tu boca brotará o una flor o una piedra preciosa".

La muchacha regresó a la casa con el cántaro lleno, algunos minutos más tarde; la madre estaba hecha una furia por el minúsculo retardo. "Mamá, ten paciencia, te pido perdón" dijo la hija toda humilde, y en tanto hablaba le salieron de la boca dos rosas, dos perlas y dos diamantes enormes. "Pero qué sucede aquí” dijo la madre estupefacta, "me equivoco o estás escupiendo perlas y diamantes !Oh pero cómo, hija mía!

Era la primera vez en toda su vida que la llamaba así y en tono afectuoso. La niña contó ingenuamente todo lo que le había sucedido en la fuente; y mientras hablaba, brotaban los rubíes, topacios de sus labios. "Oh, qué fortuna!", dice la madre, "necesito enviar también a esta otra niña.

Mira, Cechina, mira lo que sale de la boca de tu hermana cuando habla. Te gustaría tener también a ti este don. Es necesario que solamente vayas a la fuente de agua y si una viejita te pide agua, dásela con mucha amabilidad." ¡No faltaba más, ir a la fuente ahora!" reclamó la otra. "¡Te digo que vayas ahora mismo!" Gritó la mamá.

Salió corriendo la muchacha, llevando consigo la más bella jarra de plata que había en la casa. Apenas había llegado a la fuente, apareció a una gran señora, vestida magníficamente, que le pide un poco de agua. Era la misma hada que había aparecido a su hermana; pero había tomado el aspecto y vestuario de una princesa, para ver hasta dónde llegaba la malacrianza de esa joven. "¡Pero claro" dice la soberbia, "que he venido aquí para darle de beber a usted! ¡Seguro! Para darle de beber a usted y no a otra persona Un momento, si tiene sed, la fuente está ahí Tienes muy poca educación, muchacha  dijo el hada sin inmutarse  Ya que eres tan maleducada te doy por  regalo, que por cada palabra pronunciada saldrán de tu boca una rana o una serpiente.

Apenas la vio la madre a lo lejos, que le grita a plena voz ¿Cómo te fue, Cechina? ¡No me molestes mamá!, replicó la muchacha; e inmediatamente escupió dos víboras y dos ranas Oh Dios, que veo! la culpa debe ser toda de tu hermana!, me las pagará!" Y se movió para pegarle. Aquella pobre joven huyó del rencor y fue a refugiarse en el bosque cercano.


El hijo del Rey que regresaba de la caza la encontró en un  sendero, y viéndola tan hermosa, le preguntó qué hacía en ese lugar tan sola, y porqué lloraba tanto. "Mi madre me ha sacado de la casa y me quería golpear" Respondió la joven. El hijo del Rey quien vio salir de aquella boca cinco o seis perlas y otros tantos brillantes, le rogó que le contara cómo era posible algo tan maravilloso. Y la muchacha le contó toda la historia de lo que le había sucedido.

El príncipe real se enamoro de inmediato de ella, y considerando que el don del hada era más valioso que cualquier dote que ninguna de las damas del reino podrían tener, la llevo sin chistar a palacio y se casó con ella. La otra hermana, mientras tanto se hizo odiar por todos de tal manera, que su misma madre la sacó de la casa; y la desgraciada joven después de tratar de convencer a muchos de que la recibieran, todo en vano; se fue a morir al fin del bosque.

Moraleja: La cortesía que las almas buenas tienen, a veces cuestan penas y tristezas; pero tarde o temprano la virtud resplandece y cuando menos se espere obtiene su recompensa.





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